Brian Massumi formuló claramente este punto muerto, basado en el hecho de que el capitalismo contemporáneo ya ha superado la lógica de la normalidad totalizadora y ha adoptado la lógica del exceso errático:

«cuanto más variado, e incluso errático, mejor. La normalidad empieza a perder apoyos. Las regularidades comienzan a relajarse. La relajación de la normalidad forma parte de la dinámica del capitalismo. No es una simple liberación. Es la forma de poder propia del capitalismo. Ya no es el poder institucional disciplinario el que lo define todo, es el poder del capitalismo de producir variedad… porque los mercados se saturan. Produce variedad y producirás un mercado especializado. Las más raras de las tendencias afectivas son aceptables… siempre y cuando compensen. El capitalismo comienza intensificando o diversificando el afecto, pero sólo a fin de extraer plusvalía. Secuestra el afecto a fin de intensificar el potencial de beneficio. Literalmente valoriza el afecto. La lógica capitalista de la producción de plusvalía comienza por apoderarse del campo relacional que también constituye el dominio de la ecología política, el campo ético de la resistencia a la identidad y las sendas predecibles. Es muy perturbador y confuso pues, a mi parecer, entre la dinámica del poder capitalista y la dinámica de la resistencia ha habido cierto nivel de convergencia.»

B. Massumi, «Navigating Movements», M. Zournazi (ed.), en Hope, Nueva York, Routledge, 2002, p. 224.